Estamos rodeados de gente todos los dÃas.
Todos los dÃas tenemos la capacidad de influir en quienes nos rodean. Aunque nuestras acciones puedan parecer pequeñas y modestas, tienen una capacidad innegable para provocar, inspirar y conmover a los demás. A veces, sin ningún motivo ni intención verdaderos, un completo desconocido nos afectará de una manera que puede, aunque sea mÃnimamente, cambiar nuestra vida . Y lo más probable es que nunca lo sepa.
Para eso están las cartas a un querido desconocido.
Para reconocer a las personas que silenciosamente nos hacen sonreÃr, o pensar, o imaginar, o soñar un poco más. Para decir gracias a nuestros vecinos y recordarles a los demás, y a nosotros mismos, que nuestra presencia en este mundo nunca pasa desapercibida. En nuestras vidas a menudo enigmáticas y aceleradas, un momento sencillo compartido con otros puede ayudarnos a recordar nuestro lugar en todo esto.
Cuando elegimos ver a nuestros vecinos, aceptarlos, celebrarlos y dejarnos inspirar por ellos, nuestro gran mundo se vuelve más pequeño. Alguien que existió en nuestra esfera por un momento puede convertirse en parte del viaje de nuestra vida. Un momento fugaz puede convertirse en algo que dure toda la vida y puede recordarnos que un extraño no es tan extraño en absoluto.